miércoles, 13 de noviembre de 2013

SIN FLORES, NO HAY REVOLUCION


Si hay un lema banalizado y utilizado hasta la saciedad, ése es el de Flower Power, símbolo de la no violencia en los años 60 y 70, que se ha convertido en una muletilla aplicable a prácticamente todo lo que contenga flores. Sin embargo, las últimas apariciones de las activistas de Femen con sus coronas de flores en la cabeza, como ninfas sacadas de los bosques mitológicos, nos  recuerdan el poder de las flores a la hora de la revolución.




Pienso en las largas melenas de los hippies salpicadas de margaritas silvestres y en su acción simbólica de tapar los cañones de la policía con ellas. Pienso en la revolución de los claveles rojos de Portugal, donde una mujer ofreció estas flores a los soldados, y cuyo gesto pasó a la historia como una de las razones por las que ésta revolución, que puso fin a más de 40 años de dictadura, fuese tan pacífica.




Pienso en el poder evocador de las flores, pero también recuerdo el célebre eslogan de mayo del 68: “ Sous les pavés, la plage”. Debajo de los adoquines, la playa. Una vez arrancados, los adoquines servían para hacer barricadas, pero debajo quedaba la arena, prometiendo el mar. La naturaleza como utopía, el premio después del esfuerzo, la paz después de la lucha. 


No hay comentarios:

Publicar un comentario