martes, 14 de abril de 2015

PACKAGING



Más que una mera envoltura para conservar y transportar productos, el packaging se ha convertido en un medio creativo de gran interés. Un buen packaging es diseño, tecnología, marketing… es inspiración. No en vano, la presentación de un producto es fundamental para atraer la atención de los consumidores y a menudo enciende el clic que nos hace desear un producto en concreto por encima de otros similares. 

Este diseño nos dice muchas cosas a partir de una gran simplicidad.


La laboriosidad de las abejas bien merece este despliegue de buen gusto.

Estamos ante una poderosa corriente de diseños que apelan a todos nuestros sentidos, que nos hacen evocar emociones mediante la vista, el tacto, el olfato… enviando mensajes claros y directos a nuestros centros de control.

Si hablamos de pan, hay que activar todos los sentidos.




Podemos ver que en los últimos tiempos los envases, contenedores y demás son cada vez más inteligentes, Un buen packaging envuelve, protege, transporta, informa, en definitiva, vende. Y sobre todo, añade valor al producto.

No descansaré hasta probar este Té!

Asimismo, el interés por la reciclabilidad y sostenibilidad de los envases, es hoy una realidad. La última vuelta de tuerca de esta tendencia sucede cuando se incorpora un uso del propio envoltorio una vez que se separa del producto, es decir, el propio envase puede tener otros usos posteriormente. Así, si está realmente bien pensado y diseñado más allá de sus funciones básicas de transporte y protección de productos, puede tener más vidas. Optimización de recursos, ingenio, creatividad… algunos envoltorios parecen trucos de magia y otros nos sorprenden precisamente por su sencillez. 


 
Contenedor, transportador, protector y, después se convierte en percha, buena idea!

 
Las minidosis no son lo más ecológico del mundo, pero si la tapa se convierte en cuchillo la cosa cambia.

 
Las propias fibras de la planta son el mejor envase transportador.


Códigos estéticos, nostalgia, emociones, experiencias, efecto sorpresa, humor… un buen packaging puede tener más valor e  interés que su contenido.

Más que un packaging son etiquetas, pero están muy bien pensadas al no llevar tintas y añadir un interés y una estética concreta al producto.