viernes, 11 de octubre de 2013

ROPA BASURA COMO MENSAJE DEMOCRÁTICO



Periódicamente, desde los medios de comunicación, vienen insistiendo en el gusto de las primeras damas y miembros femeninos de la monarquía por la moda low cost, con el agravante de presentarlo como algo positivo que las acercaría al pueblo y su realidad. Según el diario británico The Guardian, el vestido de 42 £ que Samantha Cameron lució durante el congreso Tory “dijo más de lo que David Cameron pudo decir nunca (..) en un discurso lleno de referencias a la gente trabajadora y de a pie”. Lo que no nos queda tan claro es qué quería decir combinándolo con un cinturón de 190 £… esta inquietante polisemia en los looks no hace sino confirmar el uso del low cost como un gesto completamente vacío o, aún peor, como una estrategia bastante perversa.




Lo ideal sería que dichas primeras damas se decantaran por la ropa ecológica, pero eso parecería pedir un poco demasiado, aunque por lo menos deberían hacer un esfuerzo por vestirse de manera coherente con los intereses del país al que, en una u otra medida, representan. Muchas empresas y oficios agonizantes vinculados a la moda podrían beneficiarse de ello.
Hemos visto demasiadas etiquetas de determinadas marcas entre los escombros del Rana Plaza de Bangladesh como para comprender que ese no es el camino, y quienes están en el ojo público no deberían servirles de escaparate.





Basta pensar qué pasaría si Michelle Obama, en lugar de promover como es sabido la dieta sana en los comedores escolares, se dedicara a promocionar McDonals con la intención de acercarse al pueblo y la clase trabajadora… también es barato, ¿no? Sí, pero también es chatarra.

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