El epicureísmo es la escuela
fundada por Epicuro de Samos en sus jardines de Atenas (306 a.C.). De ahí que a
sus seguidores se los conociera también como “Los del Jardín”.
Según esta
corriente, lo moralmente bueno es el placer, y lo malo es lo que nos acarrea
dolor. “El placer es el principio y el fin de la vida feliz”, si bien entendían
el placer de un modo sutil, alejado del desenfreno y que debe buscarse en el
reposo y en placer intelectual, ya que el hombre es un todo. Para ellos, no hay que entregarse ciegamente a los
placeres que se nos ofrecen sin antes calibrar si ese placer momentáneo no
acarreará luego un dolor mayor.
Epicuro proponía la realización de una vida buena y feliz, la
ataraxia y la amistad entre sus miembros. Esta filosofía tuvo gran número de
seguidores, hasta que con la Edad Media, quedó relegada al olvido al ser
incompatible con la visión cristiana del dolor.
FARMAKON (la filosofía como terapia)
Cuatro principios fundamentales de Epicuro para una vida feliz:
-No hay ningún motivo para temer a los dioses, porque no pueden
llegar a nosotros de ninguna manera, ni para ayudarnos ni para castigarnos, por
tanto, ni los temores ni las plegarias tienen ninguna utilidad.
-No hay tampoco motivo para temer a la muerte, porque no es nada
para nosotros, mientras vivimos no está presente y cuando está presente
nosotros ya no estamos.
-El dolor y el mal son fáciles de evitar. Ningún sufrimiento dura
mucho tiempo y cuanto más agudo menos tiempo permanece.
-El placer y el bien son fáciles de conseguir. Donde hay placer no
hay pesar ni sufrimiento.
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